Chau, chau… Adiós

adios

Nos fuimos.

Llegué en agosto para echar una mano y aprender. Lo primero no sé si lo conseguí. Sería pedante de mi parte postularme para reconocimientos que no merezco ni tienen que ver con el espíritu de la tarea que desempeñé. Pero vaya si aprendí.

Decía que llegué en agosto. Lo hice porque Noel confiaba en mi. Ya conocía su trabajo pero confieso que la posibilidad de estar en el día a día me seducía lo suficiente como para decir que sí al requerimiento de quien, tras la derrota, sigo admirando.

Las adversidades unen o separan, y en este caso, me acercaron más a quien tanto respetaba, aún antes de esta experiencia. Cada charla, cada discusión, fueron para mi una enseñanza que jamás podré olvidar. Me quedo con lo humano, porque lo otro es tan banal como quien lo discute.

Los hechos son lo que son, y las derrotas son lo que son. Es la vida. Nadie gana todos los días, y ni siquiera los entrenadores de tribuna pueden presumir de imbatibilidad. Perdimos. Y lo digo de esa manera porque formo parte de un grupo humano al que jamás negaré y del que nadie me quitará el honor de haber pertenecido.

Nos fuimos y las razones y los tiempos le pertenecen a Noel. No seré yo quien abra la ventana ni me encontrarán en el terreno del fariseo. Un día hablaré. No para contar secretos, que son justamente eso, sino para recordar que la nobleza y el apego al trabajo, esta vez, no dieron los frutos deseados.

Y hablaré de lo único que realmente me apasiona, del juego. No me encontrarán en el terreno de los chismes, las redes sociales u otras superficialidades. Comprendo los tiempos pero no me apego ni me dejo llevar. Lamento no haber podido hacer nada para que desde el entorno se hablara más del juego. Y por ello me voy derrotado.

Perdimos como grupo, como equipo. Y perdí, como llevo perdiendo ya más de 12 años, porque soy incapaz de transmitir el gusto por este juego complejo e indomable. Lo seguiré intentando, desde esta trinchera, tan mía y solitaria como la soñé.

“La relación éxito y fracaso ha sido fundamental en mi vida, pero el éxito y la felicidad no funcionan como sinónimos. Soy un especialista en fracasos y sé perfectamente que las adhesiones se pierden cuando se acaba el éxito. Hay gente exitosa que no es feliz, y gente feliz que no necesita del éxito. El éxito es una excepción y no un continuo”. Bielsa