He fracasado. Creí posible mil cosas pero ha llegado el momento de aceptar que todo lo que creí posible ya no lo es, o quien sabe si pueda serlo, pero no tenga yo la capacidad para lograrlo. Vaya si fui soberbio. Me creí fuerte y no lo soy.
Recuerdo la caída de Joe Strummer y la siento mía, casi idéntica a mi fracaso. Tras su salida de The Clash, el bueno de Joe decidió ahogarse en el anonimato de Granada. Ahí pudo ser él para luego volver a ser lo que siempre fue. Hoy yo no tengo fuerzas. Me ganaron. La realidad fue mucho más pesada que la ficción. No puedo alardear de una fortaleza que no tengo porque me falta el oxígeno y tampoco creo que me sobren los motivos.
Quise ser como Marcelo y mantenerme de pie, luchando y mirando cara a cara a la adversidad, pero no quiero que decidan por mi, prefiero ser yo quien diga basta bajo mis propios términos, siempre ajustado a mis verdades.
El camino es el que es, y a veces, sólo a veces, vale la pena detenerse para tomar un respiro, y luego seguir. Lo necesito, no puedo seguir desgastándome, no debo rebajarme ante la mediocridad. Mi meta es otra, mi ambición también.