Unas líneas sobre el futuro Vinotinto

recapacitar

El futuro llegará siempre y cuando analicemos y meditemos acerca del pasado. De lo contrario seremos capaces de repetir errores y alejarnos de los éxitos que ofrece el tiempo por llegar. Emilio Garoz, en su libro Introducción a la Filosofía, cuenta que San Agustín proclamaba que “la manera de llegar a la Sabiduría es volverse al interior del alma, conocerse a uno mismo, puesto que es dentro de uno mismo donde se encuentra la Verdad”. Es decir, hay que volver sobre nuestros pasos para revisar nuestras conductas y así poder identificar el camino que nos coduzca a la evolución.

Podemos partir de la base de que nuestra mortalidad es una condición irreversible; una vez que nacemos sólo la tenemos a ella como verdad absoluta. Aceptada esa afirmación, somos nosotros quienes detentamos la posibilidad de decidir cómo existir hasta que llegue el momento final. Inclusive, puede que nazcamos mil veces sin haber muerto, sólo porque cada vez que aprendemos algo nuevo nuestra existencia adopta un nuevo perfil y una mayor profundidad.

Un amigo entrenador de fútbol me recuerda que no podemos caer en la locura colectiva; en este ciclo hay que buscar los grises para lograr esa evolución. Puede que en octubre – como así  requirió César Farías – se hable contundentemente de la muerte de este período futbolístico como puede que no. Cualquier decisión que tome la FVF no debe sorprender a quienes han fijado su atención en este deporte, pero esa resolución debe estar acompañada por una vigilancia que no se hizo cuando finalizó la etapa de Richard Páez.

En aquella coyuntura, a Farías se le abrieron las puertas para aprovechar lo positivo del ciclo anterior y sumar las variantes que considerara necesarias. Pero si hay algo que ha caracterizado a los cambios políticos en nuestro país es aquello de “borrón y cuenta nueva”. El entrenador oriental barrió con todo lo hecho por su predecesor e instaló una corriente de pensamiento que dejaba a todo tiempo pasado en condición de inferioridad frente a los tiempos por venir. Se perdió justamente eso, tiempo, y esa batalla por ganarle al pasado seguro ha contribuído para que estemos en el escenario actual. Cuando los logros de esta gestión debían hablar por sí solos, Farías y sus colaboradores se encargaron de agregarle algo de agitación a una sociedad que parece disfrutar el estado de confrontación permanente en el que vive hace muchos años.

Lo ideal, pensando en el futuro, es adoptar la dinámica que caracteriza el armado de un rompecabezas antes que reincidir en conductas improductivas. Farías, o quien tome su puesto, está en la obligación de asumir una voluntad integradora que suponga mejorar lo mejorable y corregir lo corregible. De nada servirá que la soberbia gane la partida o que quien conduzca lo haga cegado por los elogios de quienes le hacen creerse dueño de una verdad que no existe. El éxito pasa por construir puentes que unan los distintos caminos futbolísticos en vez de promover un conflicto imaginario que ya roza lo cursi.