Tiempos de pretemporada

Soy optimista por naturaleza. Más allá de lo que dicta la historia, creo firmemente que podemos aprender de nuestros errores y aprehender las lecciones necesarias para el progreso colectivo.

Hecha esta confesión, explico el origen de la misma. Son muchos los entrenadores venezolanos que con sus propios recursos han salido vía Europa para actualizar sus conocimientos para luego analizar la validez y conveniencia de lo aprendido en sus equipos. Es clave la reflexión porque nada en la vida es copiar y pegar y por ello hay que darse el tiempo necesario para meditar y cotejar.

Los destinos elegidos tienen que ver casi siempre con la observación de metodologías que más allá de sus triunfos son reconocidas y admiradas en el fútbol mundial, pero es en este punto donde mi optimismo recibe un golpe bajo y deja de tener la fuerza de siempre, y es que no se pueden agregar variantes a la forma de trabajo si no se prepara de la mejor manera a los intérpretes.

En su retorno al país, luego de charlar con Vicente Del Bosque, José Mourinho y otros preparadores de esa talla, muchos de nuestros entrenadores continúan validando pretemporadas en la playa, en campos de golf y en la montaña, con elementos ajenos al juego como el paracaídas; actividades muy positivas para la recuperación de lesiones pero ajenas a la preparación del jugador como futbolista.

Claro que para cualquier cosa hay una excusa. Lo que no podrán explicar los defensores de semejante barbaridad es qué tienen que ver el paracaídas o la arena en la asimilación del modelo de juego del equipo (razón real de las pretemporadas) así como sus variantes; dónde esta la modernidad de esos trabajos o si hizo falta viajar tan lejos para justificar lo injustificable.

No hay nada mas antiguo y moderno a la vez que preparar al jugador de fútbol con la pelota. Con ella mejora su físico de cara a la temporada y al mismo tiempo se cultivan aspectos técnicos, tácticos, psicológicos y grupales, todos integrados en un mismo plan de entrenamiento. El balón es la herramienta de trabajo y el campo de juego es la oficina del jugador. Como explica Paco Seirul.lo, preparador físico del Barcelona, “los jugadores de fútbol que van a correr a la montaña mejoran su salud, pero no mejoran su preparación física”.

Ante tanta idiotez disfrazada de modernidad, esta es la época del año ideal para reflexionar si al jugador se le dota con las mejores herramientas para cumplir con su tarea o si seguiremos justificando malos partidos porque los futbolistas “recién salen de la pretemporada”.

Columna publicada en el diario Líder el jueves 27 de junio de 2.013