Momento de subirse al tren

Es el momento de aferrarse a lo conocido y no hay mayor sensación de confianza que aquella que nace de estar bien acompañado. No son tiempos para discutir la idea o de abrirle la puerta a las dudas. Ante Uruguay, con el objetivo final cada vez más cerca, no valen los experimentos sino todo lo contrario: volver a las fuentes.

La Vinotinto de Farías es un equipo de transiciones rápidas, casi relampagueantes. Se sabe muy capaz con el balón en los pies pero se declara fiel representante de la juventud que recién comienza a manejar autos: rápida y furiosa. Así juega y así vive; no hay tiempo para términos medios ni para matices.

Esa manera de jugar – de vivir más que de morir – afronta su más dura prueba el martes ante la selección charrúa, hoy menos rápida pero siempre furiosa. Con el once de gala – salvo Amorebieta por razones futbolísticas – el grupo que comanda Farías ha decidido entrar en la recta final asumiendo su papel de retador animado por su irreverencia y voluntad de torcer el rumbo de la historia. Sólo el tiempo dirá si lo consiguen, pero ante semejante posibilidad, no hay nada mejor que iniciar el recorrido con la gente que genera mayor confianza: los suyos. Decisión valiente y de mucho riesgo, pero decisión al fin y para ello están los DT. Cómo dice Martí Peranau “los resultados jamás te dan ni quitan la razón. Te dan títulos o victorias, pero nunca la razón, que no forma parte del resultado deportivo”.

El camino es la recompensa, pero la sensación de pagar el boleto a Brasil vale más que una simple estadística