-. Las eliminatorias sudamericanas son crueles. No deseo entrar en el debate de si son o no las más difíciles del mundo porque tengo amigos que han disputado las clasificatorias africanas y las historias que me han contado todavía me persiguen. No obstante, recordemos algo: la selección Vinotinto disputará seis partidos en tres meses y después tendrá una prolongada pausa hasta el mes de Marzo de 2024, fecha de ventana para partidos internacionales según el calendario FIFA.
-. Asimilado esto, deseo centrarme en esos seis cotejos que se juegan este año. Para cada doble jornada, los seleccionadores tendrán a su disposición entre siete y nueve días para practicar y entrenar con sus dirigidos de cara a dos compromisos oficiales. En el caso que nos ocupa, Fernando Batista, a diferencia de sus colegas europeos, recibe a los futbolistas convocados luego de que estos realicen largos y tediosos viajes. Esta circunstancia resta horas de ensayo. Lo mismo sufren sus pares de América del Sur. ¿Cuánto puede el entrenador modificar en un lapso de tiempo que no le ofrece margen para el ensayo?
-. Esta es la razón por la que el fútbol que observamos no es idéntico al que aspiramos. Juan Pablo Varsky contó, hace años, una anécdota con Marcelo Bielsa en Venezuela. En esa ocasión, y mientras Varsky esperaba abordar el avión que lo llevaría de vuelta a su país, Bielsa se le acercó y, palabras más, palabras menos, le dijo que era evidente que el periodista sabía de fútbol, sin embargo, debía concentrarse más en lo que el partido comunicaba que en aquello que él deseaba ver. Desde mi perspectiva, y teniendo a la complejidad como punto de sostén, agregaría que hay muchas circunstancias que desconocemos que influencian lo que luego observaremos en el campo de juego.
-. La Vinotinto venció a Paraguay y con ello encontró mucho más que tres puntos. El equipo y la Federación Venezolana de Fútbol necesitaban un triunfo. Los futbolistas, entre otras cosas, porque deseaban sacarse de encima toda la bronca acumulada; el ente federativo porque hay un trabajo invisible, destinado a atacar falencias en procesos de formación, que requiere de una institución fuerte, en paz, para sostenerlo y alimentarlo.
-. El duelo contra Paraguay dejó mucho. Sin embargo, no seré yo quien aburra al lector exponiendo todas aquellas que mi limitada capacidad atesoró. Aún así, compartiré algunas que me parecen primordiales.
-. Alexander González es un futbolista muy válido cuando puede jugar de él. En Colombia, tuvo que concentrarse en el duelo que protagonizó contra Luis Díaz, lo que impidió salir del estado de concentración y pasar a la atención. Por el contrario, ante Paraguay mostró lo que realmente puede ofrecer en el rol de lateral derecho. Recorrió su banda, formó sociedades con los futbolistas que se acercaban a su zona de influencia y no perdió de vista sus responsabilidades en fase de recuperación de pelota. Quedó claro, tanto en su caso como en otros, que saber de fútbol es reconocer las capacidades del jugador puestas en el contexto de un juego colectivo de oposición-cooperación como el fútbol.
-. Una vez recuperado el balón, queda pendiente hacerse fuerte en el juego interior, por el centro del campo. La Vinotinto apostó en estos partidos por una estrategia en la que prevalecían los desbordes por las bandas, pero si algo nos enseña el fútbol es que, para lograr superioridades por fuera, hay que crearlas primero por dentro. Los volantes centrales tuvieron pocos apoyos para construir esa fortaleza, lo que alimentaba la impresión de que la estrategia inicial no contaba con los pilares suficientes para ser tan potente como se imaginó. La amplitud y la profundidad se sostienen en el centro del campo.
-. Le pregunté a Batista sobre las distancias entre jugadores cercanos cuando el equipo recuperaba el balón y, también, acerca de los largos recorridos de algunos futbolistas tras retomar la disposición de la pelota. Su respuesta fue esclarecedora: hay una intención de ser un bloque corto, de cuarenta metros, pero el partido muchas veces cambia esa voluntad inicial. Esta afirmación reafirma lo expuesto anteriormente: no hay mucho espacio y tiempo para ensayar distintas maneras de reorganizarse, por lo que estos episodios solamente se corregirán con el paso de los partidos.
-. Salomón Rondón y Tomás Rincón no ceden ante la histeria colectiva. Ambos son víctimas del paso del tiempo, ese enemigo despiadado e invencible que nos jode a todos y nos acerca a nuestra única verdad: recuerda que morirás. Este tipo de futbolistas son indispensables en un proceso que la Vinotinto pretende escribir en la historia de nuestro fútbol. Marcelo Salas en Chile o Álex Guinaga constituyen dos ejemplos que debemos revisar antes de sumarnos a la masa que exige renuncias, despidos y demás atrocidades sin mayor sustento que la pasión.
-. Queda mucho por destacar. El compromiso de Soteldo; la versatilidad de Herrera; la valentía de Miguel Navarro; la sobriedad de los defensores centrales, etc. De todo ello se ha hablado y se seguirá conversando, pero el lector debe recordar que los futbolistas que integran la selección han vuelto a sus equipos, a su vida regular y que en un mes, serán llamados nuevamente para repetir el cruel ciclo que describí al inicio. Téngase en cuenta para que en los momentos oscuros, mantengamos la discusión en los márgenes que ofrece el juego antes de caer en la tiranía de la histeria y las soluciones mágicas.
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