-. Albert Capellas sostiene que el “Juego de Posición” tiene tres pilares: posición, posesión y presión. Estar bien posicionado es ocupar racionalmente los espacios, con una postura corporal adecuada que facilite la fluidez del juego; la posesión es una herramienta que define a cada equipo: la relación con la pelota da identidad, permite cambios y la explotación de espacios, así como la comunicación futbolística entre compañeros. Por último, la presión es la manera más eficaz de intentar recuperar la pelota dado el estado de inestabilidad en el que está un equipo que recién se ha hecho con la titularidad del balón. Los ítems que menciona Capellas, y cuyo desarrollo conceptual merecen y requieren de mayor espacio, son también las raíces del bien jugar. César Menotti lo aclara de la siguiente manera: “El fútbol tiene 4 acciones: defender, recuperar, generar juego y definir.” Para poder ejecutar las cuatro acciones que menciona el argentino es necesario saber disponer de la pelota, estar bien posicionado e intentar recuperar la pelota lo más rápido posible. El fútbol bien jugado no cuenta pases ni regates sino decisiones correctas en función de algo que llamamos equipo. Pero el fútbol es circunstancia, es momento, es ahora, por lo que interpretarlo de manera adecuada requiere algo más que las instrucciones de un entrenador. Por ello se dice que el fútbol es de los futbolistas. Son ellos los que actúan, deciden, reaccionan y se reorganizan. ¿Cuánto pueden modificar un partido Menotti, Capellas o, en este caso, Louis van Gaal, si los futbolistas, rehenes de las emociones, juegan como les nace o pueden, en contraposición al como quieren? Ah, que no se olvide: se juega contra un oponente, pero también con ese rival. El fútbol es la vida misma, existe un mapa y luego hay que vivir el territorio.
-. Se juega como se vive. No hay caso. No importa la influencia de entrenadores de primer nivel que trabajan de la Premier League porque Inglaterra, su selección, sigue en la suya. El fútbol que sienten como propio se niega a adoptar matices que le enriquezcan. Convive con ellos pero no los suma a su ser. Ni un rival tan defensivo como Irán es suficiente para que Southgate ponga en marcha algo más atractivo o más ingenioso que el insoportable bombardeo desde las bandas. Disponen de la pelota con la intención de ir hacia los costados y lanzar un centro. Todos los rivales están alertas de que ese es el estilo y para ello se esfuerzan en interrumpir el juego en zonas intermedias y lejanas al área. Para otros entrenadores, pasarse la pelota y que ésta circule rápidamente es una manera de mover la estructura defensiva del oponente hasta que se desordenen, aparezcan espacios útiles y ahí sí lanzar al equipo. Estos también pregonan que la conducción de la pelota es una herramienta para generar superioridades, bien sea a través de los uno contra uno, o porque siempre saltará un defensor al ataque de quien lleva el balón y esa reacción por sí sola genera ese pequeño desequilibrio en la organización del rival. Todo esto ya fue denunciado por grandes pensadores del estilo inglés, como Willy Meisl, por ejemplo. Sin embargo, el relato de la efectividad y el “safety first” parecen inamovibles. Ni ganando por cuatro goles ante un inocente rival hubo tentación alguna de ensayar algo diferente. La insularidad, es decir, la manera como viven, determina a lo que se juega. ¿Se puede discutir una goleada? Desde el marcador final no, pero las formas, ay las formas. El fútbol tiende trampas… Atentos a la advertencia formulada por Schopenhauer: “A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia”.
-. FIFA, como en cada torneo que organiza, ha creado un comité de expertos cuya misión es la observación y el análisis de todos los datos que dejen los partidos del mundial. Sin embargo, existe un área que no parece estar en la consideración de los contratados ni del contratante: la fatiga cognitiva. La lista de futbolistas que han quedado fuera del torneo a causa de percances físicos es enorme, aunque lo más grave es que se mantenga la tendencia de creer que los problemas del cuerpo son solamente eso. El filósofo francés Edgar Morín ha dicho: “Conocer al humano no es aislarlo del Universo, sino situarlo en él. Todo conocimiento (…) debe contextualizar su objeto para ser relevante. ‘Quiénes somos es inseparable de un dónde estamos, de dónde venimos, a dónde vamos.” Así como el entrenamiento del fútbol no puede compartimentarse en parcelas aisladas, tampoco puede entenderse el rendimiento del ser humano futbolista sin atender a todo aquello que le afecta. Cada año hay más partidos, más torneos, mayores obligaciones y más presión. De esta manera se combate el descanso, se desprecia al músculo cerebral y se vulgariza al fútbol. Arsene Wenger y su comité de expertos harían bien en ampliar su mirada y no quedarse exclusivamente con aquello que observarán en este torneo.
“Hoy corremos detrás de la información sin alcanzar un saber.” Byung -Chul Han