“Las pequeñas sociedades crean grandes equipos”. César Luis Menotti
No podemos cuantificar las emociones, por ello es imposible determinar cuánto influyó en la victoria de la selección venezolana aquel adagio que sugiere que el futbolista desarrolla un grado superior de motivación con la llegada de un nuevo entrenador. Por otro lado, se pueden enumerar una serie de conductas que llevaron al equipo a mostrar una mejor versión en comparación con partidos anteriores. Hay muchas más, pero estas son apenas unas que consideré relevantes.
1. El juego de los laterales. A diferencia de lo observado en el pasado reciente, el rol de Hernández y González varió y los llevó a ser futbolistas proactivos y con sentido. Sus proyecciones fueron avances con la intención de construir sociedades con los atacantes que ocupaban las bandas, tanto para el juego corto como para el desborde. Recorrieron la banda o realizaron diagonales hacia el centro siempre según lo que las sociedades que armaron requerían. Además de la instrucciones iniciales del entrenador, esto prueba que son futbolistas que tienen capacidad para interpretar el juego. Carlos Peucelle dió la receta hace décadas: “El juego por las puntas no tiene manera de ser anulado cuando se le hace con punteros veloces, apoyados por interiores de rápida salida de pelota”.
2. En esas sociedades, Machís y Soteldo fueron relevantes. Lejos de aquellos futbolistas aislados en los costados, sin compañía, en este partido se movieron sin mayores impedimentos. Ocuparon las bandas, intercambiaron perfiles y también sacaron provecho de los carriles interiores. La presencia de Otero por el centro fue, además, una señal clara de que contarían con otro socio, capaz de acercarse y unirse a la sociedad lateral-atacante que antes mencionaba.
3. Otero interpretó a la perfección su rol. Además de pases filtrados que buscaban a compañeros más avanzados, se involucró en la salida del equipo y se asoció correctamente con Rondón para evitar estorbarse que cuando este retrasara su posición. Hay un detalle: a diferencia de etapas anteriores, se sintió importante y acompañado; no debió recorrer largas distancias para acercarse al área rival y tuvo futbolistas que, alejados de temores pasados, avanzaban hacia campo contrario con una estrategia, lo que ayudó a que las distancias de relación no fuesen tan amplias como en tiempos de José Peseiro.
4. Rincón fue uno de los grandes beneficiados de la tarde. La estrategia de Pekerman, así como la compañía de Martínez, le evitaron largas carreras a alta intensidad que le desgastaran o que incluso le llevaran a llegar tarde a alguna disputa. Con esa tranquilidad supo ejecutar cambios de frente e incluso acercarse al área.
5. Martínez aún debe corregir detalles fundamentales de la posición. Hay pases que debe evitar o situaciones en las que no debe apresurarse. No obstante, su capacidad para abarcar muchos metros es fundamental para que Rincón saque lo mejor de su juego.
6. Los defensores centrales fueron los de menor rendimiento. Ferraresi y Chancellor mostraron algunas dudas tanto en la interrupción del juego como en la construcción del mismo. En el gol visitante, Ferraresi, muy avanzado, tarda en recuperar su posición ideal mientras que Chancellor no reacciona ante la invasión del atacante boliviano al borde del área chica. La caída futbolística boliviana ayudó a que no pasaran mayores problemas en el segundo tiempo.
7. Pekerman hizo más que promover el orden. No subestimemos su labor. En este primer partido, la selección criolla mostró una cara proactiva producto de la estrategia y no solo de la voluntad. La alineación de Soteldo, Otero y Machís fue una declaración de intenciones, pero las sociedades construidas con los laterales y con Rondón demostraron que su discurso va de la mano con los hechos. Esto no constituye algo diferente al primer paso de un proceso que será largo e incierto. Aún así, es rescatable que el victimismo y los complejos vayan cediendo su puesto en favor de la construcción de un estilo que se asemeje a las capacidades de los futbolistas y no a los temores o las limitaciones de quien los conduzca. El reto inmediato del seleccionador sigue siendo el mismo: ayudar a que el equipo nacional siga construyendo esas pequeñas sociedades a las que Menotti siempre hace referencia.
Fotografía cortesía de As.com