Argentina vive confundida

Estamos acostumbrados a hablar de fútbol a partir de los rendimientos individuales, dejando de lado, entre otras cosas, los contextos y las relaciones. Además, hay una discusión que no se da porque la inmediatez y los gritos hacen imposible: la diferencia entre posición y rol. Este debate ayudaría a comprender las razones por las que la selección de Argentina vive confundida.

El primer error está en la revisión que se hace de la convocatoria. Insisto, se examinan nombres y el rendimiento de cada uno en su equipo. Esos futbolistas, seres humanos que hacen de jugadores de fútbol, viven, entrenan, conviven y se relacionan con otros compañeros, en un entorno particular y bajo propuestas muy diferentes. Para no quedarme con el ejemplo fácil voy a afincarme en la figura de Nicolás Tagliafico.

El jugador del Ajax parte de esa posición. El diccionario de la lengua española define posición como “Postura, actitud o modo en que alguien o algo está puesto“. Tagliafico comienza el juego desde ese puesto, sin embargo, cuando juega en el equipo neerlandés, esa zona es una referencia que no lo ata: es un punto de inicio para que desarrolle su manera de ser. Se proyecta por el carril y se combina con mediocampistas y atacantes porque el estilo de juego y sus compañeros intentan potenciarse y no limitarse entre sí.

Su rol en el Ajax no está definido por su puesto como marcador lateral. Juega desde ahí. Esto es posible gracias a que tanto él como sus compañeros poseen un entendimiento global de lo que es el juego de equipo. No obstante, cuando llega a la selección argentina se le exige todo lo contrario: que juegue en su posición y no desde la misma.

Nadie en su sano juicio puede discutir la convocatoria de Tagliafico ni tampoco su titularidad.; lo que debe analizarse es qué instrucciones recibe, qué obligaciones se le transfieren, para que su aporte se vea tan disminuido.

Rodrigo De Paul

Su actualidad sugiere que llamarlo a la selección argentina sea casi una obligación. Sin embargo, la idea del seleccionador le coloca en un puesto que no es el suyo por naturaleza y con un rol en el que poco destacará. Además, anclarlo a esa zona del campo trae como consecuencia la disminución de la influencia de otro futbolista como Leandro Paredes, obligando a ambos a ser algo no son. ¿Se da cuenta el lector como esto va más allá de sumar fichas en un campo de juego y que el fútbol es una red de interrelaciones?

Jugar con dos volantes centrales requiere que ambos conozcan ese oficio, algo que rápidamente se puede identificar al verlos actuar en el campo. Si estos juegan en línea significa dos cosas: no están cómodos con la disposición en el campo, y mas que una alcabala para detener avances rivales, esta confusión es una invitación a que el oponente explore más variantes en su construcción de su juego.

Retorno a Tagliafico. Es un lateral de clara vocación asociativa en diferentes zonas del campo. Lejos del concepto popular, las proyecciones de un lateral no son carreras a lo loco por la banda sino avances condicionados por los movimientos de los compañeros. Es muy importante reconocer que todo movimiento que se produzca en el campo de juego es producto de la dinámica colectiva. Este concepto ayuda también a darle claridad a ciertas conductas de Lionel Messi en su selección. Por ello, la diferencia entre rol y posición es tan importante definir.

En un post anterior -ofrezco disculpas por la auto referencia- escribí lo siguiente: “Si al futbolista le asignamos un puesto, por ejemplo, el de lateral derecho, cada vez que éste se atreva a salir de esa demarcación para proyectarse por su banda, o para hacer de volante interior, estaremos ante un alejamiento peligroso de su zona. Pero si al futbolista se le asignan roles, tendrá la libertad de pensar y ejecutar siempre según lo que la jugada exige. La posición somete y tiraniza; el rol es libertad a partir del conocimiento y la interpretación“.

La conclusión es que no basta con convocar a “los mejores” o a los que tengan mayor continuidad. Un equipo de fútbol es mucho más que la elección de once jugadores; las ideas y los planes tienen mucha influencia porque estos pueden estimular condiciones o, como en el caso de Tagliafico en la selección argentina, limitar las condiciones individuales hasta el punto de hacer más difícil la construcción de la identidad colectiva.

Jugar es relacionarse, cosa que es muy complicada si no se parte de la correcta interpretación del juego y de quienes lo protagonizan.