El “Capitán Barbarie” aplaude y exige al auditorio que haga lo mismo. Todos de pie, emocionados, conmovidos. Chocan sus manos mientras sonríen. Celebran que el respetable ha dejado de ser tal: apenas si sobrevive a los avatares de la vida moderna. Que viva la miseria, parecen corear los mercachifles, para satisfacción del hombre que a nada le teme.
Que nadie olvide la frase: “Votar sí a la moción es votar no a Cruyff“. El Edward John Smith blaugrana, responsable de toda la porquería que lanzan en contra de la más gloriosa generación de futbolistas que haya visto el FC Barcelona, se esfuerza por hacerle creer a la concurrencia que todo estaba acordado, que presentar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) es algo natural en una empresa que obtuvo, durante el período 2018-2019, ingresos por 990 millones, récord en la historia del club.
Horas después de que Lionel Messi y Gerard Piqué expusieran ante el mundo su disconformidad con quienes conducen al club (“No deja de sorprendernos que desde dentro del club hubiera quien tratara de ponernos bajo la lupa e intentara sumarnos presión para hacer algo que nosotros siempre tuvimos claro que haríamos”), el “Capitán Barbarie” hizo su ronda habitual para exponer su versión al mundo: no hay conflicto porque el acuerdo con los futbolistas es total (“Messi me dijo desde el primer día: ‘Esta rebaja hay que hacerla'”). Esto, acompañado por los habituales trascendidos y rumores sobre fichajes imposibles e imaginarios cuyo objetivo es anestesiar aún más a la masa.
Sepa el respetable que acá nadie descansa. Ni si quiera en tiempos de pandemia. El Titanic mantiene su ruta y la música continua sonando. El barco se acerca al temido Iceberg, al tiempo que el “Capitán Barbarie” invita a brindar por la muerte de la idea, por el fin de aquello que alguna vez fue ejemplar. Fiesta, velorio y cajón.
Cosas de la miseria entremezclada con la barbarie. Cosas del empresario que hizo campaña en contra el padre del modelo.