Salomón Rondón versus la masa

José Salomón Rondón se va al fútbol chino. Se trata de un futbolista que dio sus primeros pasos profesionales en el Aragua, que llegó a Las Palmas y que luego jugó en un Málaga plagado de estrellas, teniendo como competidor a un tal Ruud van Nistelrooy. Es el mismo delantero que posteriormente se fue a Rusia, jugó en dos clubes grandes de aquel país y en una liga insoportable, para después irse a Inglaterra para enfrentar, casi siempre en soledad, a bravos y crueles defensores centrales que no se lo comieron. En definitiva, Rondón es un futbolista que peleó todo y ganó mucho más de lo que perdió.

Sin embargo, para el seguidor venezolano todo esto que narro es insuficiente. Sorprende e impresiona la facilidad con que desde un teclado cuestionan y juzgan las decisiones de un tipo que, insisto, venció adversidades que nadie imagina. No obstante, es aún más alarmante que estos señalamientos tengan en supuestos  “expertos” los primeros promotores de tan dañino ejercicio.

Este carnaval es similar a aquel que se celebra tras cada actuación de la selección venezolana de fútbol. Soy el primero que deseo una Vinotinto protagonista, con una mejor relación con la pelota y un funcionamiento colectivo más cercano a las capacidades de sus futbolistas. Le recuerdo al lector que trabajé en un cuerpo técnico que intentó todo aquello y falló, mejor dicho, fallamos en esa búsqueda.Pero mis deseos no pueden tapar el bosque ni nublar la visión de la realidad; se ha confundido el análisis con la expresión de anhelos propios y, peor aún, se habla desde el desconocimiento, teniendo a las vísceras como única razón de tantas condenas.

El periodista Juan Pablo Varsky recuerda constantemente un encuentro con Marcelo Bielsa, por aquel entonces era seleccionador argentino, tras una victoria albiceleste precisamente frente a la Vinotinto. Bielsa, con la parquedad que le caracteriza, se acercó al periodista para decirle algo así como que no vale comentar el partido que uno sueña ver sino que debe analizarse el partido que en realidad se está jugando. Una impagable enseñanza, no ya para el bueno de Juan Pablo, sino para todos nosotros.

En algún momento de la historia reciente se decía que para hablar de fútbol era necesario observar muchos partidos de fútbol. Una idiotez sin mayor sustento. Esto no ha cambiado. Lo que sí ha ido modificándose hasta hacerse insoportable es la cantidad de duelos que se retransmiten por tv, algo que es consecuencia del triunfo del negocio por encima del juego.

Hoy se habla con ligereza de ver fútbol, como si aquello fuese una virtud, y se suman los partidos observados como si de la acumulación de monedas se tratase. Pobre sociedad que, lejos de alimentar el análisis y la reflexión, satura al ser humano y llena sus días con basura perfumada para el consumo, fomentando una hiper-conectividad que es enemiga a muerte de cualquier proceso reflexivo.

José Ortega y Gasset intentó advertir sobre esta realidad. En su libro “La Rebelión de las Masas” dejó patente sus temores:

En la vida intelectual, que por sí misma esencia requiere y supone la calificación, se advierte el progresivo triunfo de los pseudo intelectuales incualificados, incalificables y descalificados por su propia contextura”.

El filósofo español no castigaba a la masas por tener una opinión sin fundamento, al fin y al cabo, el ciudadano común opina sde esa manera desde tiempos inmemorables. Sus palabras apuntaban, y aun lo hacen, a aquellos que, en su función de generadores de opinión, se valen de los altavoces que disponen, no ya para educar al público sino para engañarle, con el único objetivo de hacerse potables y queridos por esa masa.

Anteriormente, esto que describo sólo iba de ventas y elogios, de mantener puestos de poder; hoy se han sumado los likes y una alcahuetería a niveles nunca antes vistos.Vivimos en los tiempos de estar antes que ser.

Quiero retornar al caso Rondón. ¿Cuántos de estos opinadores conocen la totalidad de situaciones que llevaron al futbolista a elegir este nuevo destino? ¿Acaso estas sugerencias no hacen más que subestimar al jugador/humano? Cabría además preguntar a todos los expertos, esos que hoy multiplican su indignación pública con el solo objetivo de ser aceptados por la masa, quién carajo les dio la potestad de cuestionar decisiones cuyas causas desconocen.Esto no es periodismo deportivo sino telebasura y comida rápida.

La superficialidad reinante se desnuda en el caso Rondón. Deja a la vista de los interesados todas sus cicatrices, sus arrugas y hasta sus entrañas. Como sus militantes no pueden ni saben rebelarse ante las incoherencias de siempre -se repiten burradas como que “Rondón juega bien de espalda”, cuando en realidad lo que hace maravillosamente es ganar la posición y perfilarse para sacar provecho de esa ubicación- han adoptado las formas del periodismo de farándula, de chismes, de mierda. La masa, hambrienta y feroz, aplaude que sus expertos, esos que ella misma ha impulsado, repitan lo que ella siente propio. El analista ya no cuestiona ni educa, hoy apenas si es una puta dispuesta a todo con tal de seguir gozando de la aceptación popular.

Desconozco el nivel de la liga de fútbol profesional china. No poseo información sobre las causas que llevaron a Rondón a decidirse por esa oferta. Tampoco sé, a ciencia cierta, cuánto influirá esta nueva situación en su rendimiento con la selección venezolana de fútbol. Lo que si estoy en capacidad de asegurar es que, a pesar de haber hecho una carrera admirable, ganándole espacio a competidores como Van Nistelrooy y duelos a feroces defensores, Rondón no ganará nunca el partido contra la masa ni contra los traficantes que la necesitan para así justificar su existencia.

P.S: A propósito de los “pseudo intelectuales incualificados, incalificables y descalificados por su propia contextura” que mencionaba Ortega y Gasset, algún día se hablará sobre ciertos estafadores. Ya habrá tiempo para ello…