Libro de la semana. Teoría del Fútbol

Tras hojearlo un poco, pude comprobar que carecía de fotos y apenas contenía algún gráfico, enseguida me percaté de que tenía ante mí un libro inédito, que pocos habrían leído, aunque algunos lo hubieran iniciado, pero que a mí me enganchaba allí mismo”.

De esta manera describía Benito Floro su encuentro con el tratado “Teoría del Fútbol”, escrito por el abogado Ricardo Olivós Arroyo en 1978, y que pudo conocer gracias a un encuentro con Juanito en el hogar del ex futbolista del Real Madrid. Tras introducirse en las páginas del libro, el entrenador español no pudo apartarse de de ellas, y llegó a escribir, en el prólogo de una versión más extensa del mismo, publicado en 1992, lo siguiente:

“En el libro ‘Teoría del Fútbol’ Ricardo nos detalla perfectamente la evolución del juego, de la cual se obtienen valiosas conclusiones para el fútbol actual:

  • El fútbol no se juega de una forma u otra, con un estilo u otro, sino bien o mal.
  • La mejor manera de jugar bien, es hacerlo colectivamente.
  • Para hacerlo bien colectivamente, es necesario un orden interno.
  • Ese orden interno está en las posiciones, demarcaciones o zonas de trabajo de cada jugador, las cuales deben ser lo más estables y equilibradas posibles.
  • Se juega bien cuando el balón va a las posiciones, no cuando las posiciones van al balón”.

Y es que en las 363 páginas que componen esta maravillosa publicación, Olivós Arroyo, fallecido en 2003, expone la importancia de la regla del fuera de juego y como, a partir de esta, el fútbol dejó de ser un deporte para convertirse en un juego.

¿Quién fue Ricardo Olivós Arroyo?

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Su perfil en la web Wikipedia lo define como “un estudioso del fútbol y precursor de la teoría de este juego“. Por la falta de información sobre Olivós, debo recurrir a la web mencionada anteriormente para profundizar un poco sobre su persona:

Terminada la carrera de abogado, la guerra civil española le obligó a dejar el fútbol. Algunos años después, ya como espectador, observó que con respecto al fútbol que había practicado existían cambios extraños, que fueron los que le incitaron a estudiarlo científicamente. Trató de documentarse y comprobó que no había nada de teoría, lo cual le motivó a escribir sus reflexiones sobre el tema y publicarlas por su cuenta en 1975.El libro es casi imposible de conseguir, pero vale la pena dejarse unos minutos cada vez que sea posible en buscarlo; desconozco si existe otro manual que profundice tanto en el estudio de este juego… Don Ricardo acuñó el término Teoría del Fútbol al darse cuenta de que, al margen de ser un deporte, el fútbol es un juego de estrategia cuya base lógica se puede investigar. Dada su fecha de nacimiento, pudo comparar personalmente las épocas del fútbol reglamentado casi desde sus orígenes para sintetizar la base lógica del fútbol y explicar cómo se manifestó ésta a lo largo de la historia del fútbol bajo la influencia de la evolución cultural futbolística y de la regla del fuera de juego.

¿Cómo llegué a este libro? Gracias a un documento/ponencia de Robert Moreno y Rafel Pol, entrenadores del FC Barcelona, llamado “Modelo Contextual Fundamentado”, en el que ambos autores hacen referencia a que Olivós Arroyo ya avisaba, en 1978, sobre el “profundo desconocimiento del juego del fútbol” y la vigencia de su obra, aún a más de treinta años de su publicación.

Dada la dificultad mencionada anteriormente para encontrar alguna copia de esta maravillosa publicación, agrego algunas de sus reflexiones con la única intención de despertar la curiosidad en el lector:

-El juego es un sistema de competencias en el que cada componente del equipo tiene una función determinada. Sabe jugar el que sabe lo que tiene que hacer en el partido.

-Los técnicos del fútbol creen que los fundamentos del fútbol son la fuerza y la destreza, por lo que suponen que todos los futbolistas de clase saben jugar al fútbol y que para formar un gran equipo basta con fichar a once figuras… Para jugar, como para hablar, hay que aprender primero. Y solamente se puede aprender a hablar naciendo en un grupo que haya creado un lenguaje.

-Ni la fuerza ni la técnica, aunque se necesiten para hacer la jugada, tienen la menor relación con el juego. El juego es lo contrario a eso; porque tiende a ganar el partido empleando la menor fuerza y la menor técnica posible. El juego no se trata de vencer al contrario sino de evitarlo, de suprimirlo. Y a la fuerza y la técnica solamente hacen falta cuando el encuentro entre atacante y defensor se produce.

-La teoría del ataque se basa en evitar el encuentro con el defensa; la de la defensa, en asegurar ese encuentro. El juego, pues, gira en torno a que no se produzca o se produzca ese encuentro.

-El juego se basa en dos experiencias distintas: la individual y la colectiva.

-El juego es una ordenación de las jugadas dirigida a conseguir la victoria sobre el bando rival. Y para ordenar las jugadas no se necesita nu fuerza, ni resistencia, ni habilidad muscular. Lo único que se precisa es un ordenador.

-El juego colectivo es fruto de una socialización; de un proceso cultural en el que cada miembro del equipo aprende un rol y se identifica con el mismo.

-Es un hecho real, aunque todavía no comprendido por el aficionado, que el defensa no se opone a los que juegan con el balón, sino a los que atacan sin él.

-El equipo es un grupo humano que persigue un fin: vencer al bando contrario. La experiencia social enseña a los grupos humanos a organizarse. Al conjunto de conocimientos proporcionados por la experiencia a esos grupos la llamamos cultura. Y a la cultura adquirida por el equipo la llaman los aficionados juego de conjunto. Yo prefiero llamarla colaboración automática.

-Las jugadas son para el juego como las palabras para las frases: elementos con los que se puede componer una oración o una blasfemia.

-En el partido se desarrollan dos actividades, lo que da lugar a que el futbolista adquiera dos experiencias distintas. Una la desarrollan los jugadores con el balón, y a la experiencia derivada de la misma la llamamos técnica. Con ella aprenden a manejar la pelota, a esquivar la entrada del contrario, a disputar el balón a su portador, a desplazarse para recibir un pase o rematar un centro, etc. La otra la desarrollan sin el balón, y con ella aprenden a jugar el partido. La que enseña a jugar el partido es la costumbre. La costumbre es la que ordena la defensa y el ataque.