Frases de Arrigo Sacchi

El entrenador italiano comandó la versión más maravillosa del AC Milan. Tras su paso por el Rimini y el Parma, llegó al club rossonero en 1987 y se mantuvo hasta 1991, año en que tomó las riendas de la selección italiana.

Aquel Milan tuvo grandes jugadores como Frank Rijkaard, Ruud Gullit, Marco van Basten, Franco Baresi, Paolo Maldini o el propio Carlo Ancelotti. Pero por encima de esas individualidades, aquel Milan se hizo eterno gracias a que entendía el fútbol de manera contracultural: no jugaba para defenderse sino para protagonizar los partidos. El ataque al arco contrario comenzaba por “atacar” el ataque rival. Fue una sinfonía inolvidable que llevó al extremo aquello de que un sistema es mucho más que la simple suma de sus partes.

Para recordar a Sacchi vale leer algunas de sus mejores frases:

“El fútbol es lo más importante de lo menos importante” .

“Nunca entendí que, para poder ser jinete, se necesitase ser primero un caballo”.

“Hoy en día se valoran los resultados antes que la capacidad de trabajo. Pero no se puede construir un rascacielos en un día y, en su lugar, los presidentes se conforman con una chabola”

“Un grupo solamente se forma si todo el mundo habla el mismo idioma y todos están capacitados para el juego colectivo. No se consigue nada en solitario o, si acaso, sólo resultados efímeros. Con frecuencia me refiero a lo que decía Miguel Ángel: ‘el espíritu guía la mano’”.

“El fútbol italiano es un fútbol con miedo. Se ataca con dos y se defiende con diez; los jóvenes se quedan en el banquillo y la gente ya no viene al estadio”.

“El otro día estaba viendo a los chavales sub-15, y los defensas no hacían otra cosa que marcar a su delantero. Ya son especialistas en eso, no disfrutan del juego. Pero eso es sufrimiento, no alegría, y el fútbol no consiste en eso. Si alguien hace lo mismo todo el rato, será muy bueno en eso. ¿Pero el fútbol se reduce a una sola cosa?”.

“Para mí, el fútbol se basa en saber hacer una buena lectura de la situación; los once jugadores deben responder a la vez. Todo partía de un equipo compacto y organizado que se movía como un cilindro compresor en la fase de no posesión para luego extenderse y ensancharse en la fase de posesión. El movimiento estaba en la base de mi juego, como también el posicionamiento que facilitaba la conexión, la técnica y la fantasía cuando teníamos el balón. Mientras que en la fase de no posesión agilizaba los dobles marcajes, la presión y la colaboración entre los futbolistas. Tenían que moverse todos en bloque, en armonía y con sinergia. El equipo debía permanecer unido y no dejar de moverse”.

“En mi fútbol, los líderes eran la idea del juego y el colectivo. ¿Es más importante el motor o el piloto en una carrera automovilística? Pues ambos, pero si no tienes el motor a punto, ni siquiera arrancas”.

“Los bloqueos y las colocaciones preventivas en la fase sin balón aún no se conocían, eran una gran novedad. En la fase de no posesión la referencia primordial es el balón, luego el compañero y, por último, el adversario; mientras que en Italia el orden era inverso: primero el adversario y luego el balón. «Pero, muchachos —decía—, si seguís al adversario, nunca formaréis un bloque y nunca seréis un equipo, jugaréis siempre uno contra uno.»

“Se hablaba de ejercicios para desarrollar la psicocinética, que exigían un pensamiento por parte de cada jugador, que desarrollaban las capacidades de atención y concentración. Nos entrenamos de inmediato con el balón, desde el primer día; tenía prisa por hacer entender lo antes posible lo que quería. Miguel Ángel decía que los cuadros se pintan con la mente, no con las manos. Yo pensaba que el fútbol debía jugarse con la mente, los pies son solo un medio que facilita el aprendizaje. Si tienes una buena técnica, pero te faltan capacidad interpretativa y lógica, pasas la pelota adelante cuando debes pasarla atrás, retienes la pelota cuando debes tocarla de primera, la juegas antes cuando debes retenerla. No basta la técnica, es funcional, pero no suficiente”.

“Para mí, los jugadores del Milan eran los mejores del mundo, ¡pero fue el juego el que los llevó a realizarse completamente! ¡Todos mejoraron!”

“Nos ejercitábamos también en la fase de no posesión para los bloqueos y las colocaciones preventivas, además de para la presión, algo casi desconocido en nuestro campeonato. La presión exige un equipo compacto y organizado, tiempos de ataque y marcaje escalonados; a la vez, por otro lado, es preciso deslizarse y cubrir con diagonales. El problema consistía en hacer correr hacia delante a futbolistas que desde siempre corrían hacia detrás. Hacia delante solo se corre si se está organizado y se sabe cuándo y cómo hacerlo. El objetivo era estar siempre en superioridad numérica cerca de la pelota”.

Frases recogidas del libro “Arrigo Sacchi: Fútbol Total” así como de internet.