Vinotinto Sub-20: el poder por el poder mismo

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En la pronta eliminación de la selección criolla sub-20 hay muchos padres, todos ausentes, porque en este país siempre “nos anotamos a ganador”. Señalar a Miguel Echenausi como el único culpable es hacerle el juego a quienes ejercen el poder; “Pochito” no era el candidato ideal para asumir el puesto de seleccionador criollo y eso se sabía. Quienes callaron y aún callan sabrán sus razones -todas ubicadas en el terreno de la amistad o los compromisos con el poder de turno.

Echenausi es culpable del desastre futbolístico que no es otro que un conjunto de individualidades que nunca encontró un plan que los ayudará a convertirse en un equipo. Las fallas que mostró en esta competición son las mismas que fueron identificadas por aquellos que observaron la Copa Bicentenaria en Barinas, los Juegos Centroamericanos y del Caribe, así como en el cuadrangular que se jugó en San Cristóbal en diciembre pasado.

La FVF es culpable por haber permitido el nombramiento de este y otros cuerpos técnicos, y es aún más dañina y cuestionable su actuación porque nunca le explicó al público las razones por las que prefirió no darle continuidad al cuerpo técnico de Rafael Dudamel, y riega rumores de delitos y otras menudencias en las redes sociales. No podríamos pedir más a esta conducción, pero igual hay que manifestar el rechazo a tanta mediocridad.

En todo esto hay tres ganadores: Rafael Esquivel, Noel Sanvicente y Dudamel. El primero porque no intervino en la designación de los cuerpos técnicos juveniles y, gracias a ello, deja muy golpeado a un ala que hace vida en la FVF; Sanvicente porque desde que asumió la selección fue claro y reiteró su disconformidad con estos nombramientos. ¿Dudamel? Luego del desastre que ha sido este Sudamericano, el público, tan amante de las verdades inexplicables e inciertas, hará aún mayor la interrogante sobre qué hubiese pasado si la FVF daba continuidad al entrenador que ayudó a conseguir la clasificación al mundial Sub-17.

¿Cómo quedan los futbolistas? De la misma manera que el fútbol criollo: golpeados y víctimas de una pugna interna en la FVF que amenaza con llevarse por delante hasta las buenas intenciones de Sanvicente y los suyos. Esto no es una guerra así que nadie debe dar la cara; si que asuman su incapacidad y deje sus cargos para que otros, con mejores intenciones y mayor preparación, asuma la titánica tarea de hacer crecer nuestro balompié.

Fotografía cortesía de Conmebol.com