Copa Sudamericana: Venezuela sigue improvisando

Cuatro equipos venezolanos participaron en la primera fase de la Copa Sudamericana. Tres de ellos (Trujillanos, Deportivo Anzoátegui y Deportivo La Guaira) cayeron eliminados ante equipos de poca historia – no quiere decir que los criollos sí posean el prestigio internacional que le falta a sus victimarios – mientras que Caracas FC logró pasar de ronda. La ausencia de renombre de los clubes extranjeros, sumado a la incapacidad de los clubes venezolanos para plasmar el tan cacareado progreso de nuestro balompié debe llevarnos a una profunda reflexión, no con la meta de conseguir una verdad absoluta que explique tantos años de fracasos, sino que nos capacite y nos de fuerza en la búsqueda de soluciones.

Nada de lo que se lea a continuación constituye soluciones inmediatas. El único propósito de este ejercicio es iniciar un período de reflexión y hacerle caso a Dante Panzeri cuando dijo que “Yo no pretendo arreglar el fútbol ni el país ni el mundo. Sólo pretendo que, los que mandan y están para eso, intenten arreglarlos. Y, si no quieren arreglarlos, o no saben o no pueden, me conformo con que se sepa que yo no estoy desarreglado ni doy mi conformismo ni resignación a ese desarreglo“.

El calendario

El Torneo Apertura venezolano comenzó el sábado 09 de agosto. Hasta el momento en que escribo estas líneas, el campeonato lleva tres jornadas. El fin de semana del 30 y 31 de Agosto se jugará apenas la cuarta jornada. Esto a pesar de que la gran mayoría de los equipos que hacen vida en la primera división comienzan sus pretemporadas en la primera quincena de junio, lo que supone que para el inicio de la competencia hayan podido completar casi dos meses de preparación.

Como en nuestro torneo es posible el adelanto o la postergación de encuentros, repasemos individualmente los casos de los equipos venezolanos que clasificaron a la Copa Sudamericana y comparemos su actualidad competitiva con la de sus rivales.

1) Deportivo La Guaira: ha participado en tres duelos, lo que lo convierte en el único representante criollo en la Copa Sudamericana en haber disputado todos sus encuentros de la liga doméstica. En esos partidos, el equipo dirigido por Leonardo González y Pedro Vera ha obtenido una victoria, un empate y una derrota para un total de cuatro puntos. Ha convertido cinco goles y ha recibido la misma cantidad y se encuentra en la séptima casilla de la tabla de posiciones. Su rival en el torneo continental fue Atlético Nacional. El equipo colombiano ha jugado seis encuentros en el torneo colombiano, con una cosecha nada positiva de un triunfo, tres empates y dos derrotas. Esos seis puntos lo tienen en la posición once y ha convertido nueve goles mientras que ha permitido 6 tantos. Pero además, el equipo de Juan Carlos Osorio ha estado participando en la Copa Colombia; su primer encuentro fue el 29 de junio, y hasta la fecha ha jugado, contando ese primer partido, nueve encuentros, lo que nos lleva a concluir que el equipo colombiano tiene 15 partidos oficiales (sin contar Copa Sudamericana) en el segundo semestre de 2014. Una ventaja clara sobre el equipo del estado Vargas.

2) Caracas: ha jugado dos partidos del Apertura, con una victoria y una derrota. Suma tres goles a favor y dos en contra. Pospuso el encuentro de la segunda fecha y adelantó el de la tercera, por lo que le queda un duelo por jugar para equipararse con sus rivales domésticos. Su contrincante fue el equipo peruano Inti Gas, equipo que hasta el momento lleva jugados catorce partidos del Torneo Apertura de aquel país. Ya sin oportunidades de pelear el título, el equipo peruano enfrentará el último duelo de la competición este domingo. Reitero las cifras: Caracas tiene dos encuentros domésticos mientras que Inti Gas catorce.

3) Deportivo Anzoátegui: también ha tenido dos apariciones en el Apertura. El saldo es similar al del Caracas: una victoria y una derrota con tres goles a favor y tres en contra. Su rival fue la Universidad Católica de Ecuador. El torneo regular ecuatoriano reanudó sus actividades el cuatro de julio y terminó el tres de agosto. Esas tres fechas le sirvieron al equipo “católico” para clasificar a la segunda ronda, en la que hoy llevan disputados dos encuentros. En este caso no hay tanta diferencia con el equipo criollo, aunque si se puede hablar de tiempos competitivos, ya que los ecuatorianos tienen un mes más de competición encima que los venezolanos.

4) Trujillanos: apenas ha jugado un partido del Apertura y uno de Copa Venezuela. En ambos casos demostró algo de fortaleza anímica ya que tuvo que remontar marcadores adversos para conseguir la victoria. Su rival fue Independiente Del Valle, otro conjunto meridional. Su recorrido fue casi idéntico al de la Católica, ya que a los tres encuentros finales del torneo regular ecuatoriano le suma dos en la segunda ronda.

Como podemos observar, el factor calendario coloca en una posición de ventaja a los equipos colombianos, ecuatorianos y peruanos sobre los venezolanos. Tanto en cantidad de partidos como en calidad de los mismos, los criollos partían con ciertas limitaciones.

Las estadísticas

El fútbol es un juego que rara vez puede ser explicado a través de fríos números. Pero dentro de ese enorme abanico de cifras, hay una que otra estadística que bien vale repasar y analizar. No para encontrar verdades absolutas – no me cansaré de afirmar que esta no es la intención ni la motivación de este trabajo – sino para sumar elementos que nos ayuden a comprender el pasado reciente.

Una de esas estadísticas es la de disparos al arco. No disparos puros y simples, sino aquellos que signifiquen una verdadera ocasión de peligro. A continuación, y según datos oficiales de CONMEBOL en su centro de estadísticas, los shoot de los criollos por partido, cifras que no contemplan los goles:

1) Deportivo La Guaira: en el partido de ida, celebrado en Caracas, el equipo criollo no disparó bajo los tres palos, mientras que en el de vuelta, en Colombia, fueron dos los disparos.

2) Caracas: un disparo bajo los tres palos en el encuentro de ida y tres en el de vuelta.

3) Deportivo Anzoátegui: envió cinco lanzamientos bajo los tres palos en la ida, mientras que en la vuelta apenas consiguió enviar dos.

4) Trujillanos: el equipo de Valera envió dos disparos bajo los tres palos en la ida y tres en la vuelta.

Debo explicar la razón por la que elijo los shoot al arco y no todos los intentos. ¿Cuantas veces hemos hablado de ineficacia para justificar una derrota? Si usted me lo permite, para señalar a la suerte o a la ausencia de puntería como responsables de un resultado adverso hay que primero generar muchas ocasiones de gol. Ahí sí se puede pensar en los imponderables como causales de una derrota. Pero si un equipo inquieta únicamente cuatro veces al portero rival, el problema no es la eficacia sino el juego. El juego es justamente lo que le falla a los equipos venezolanos en estas competencias internacionales.

¿Qué quiero decir con que falla el juego? Una de las razones de ser de este deporte es la búsqueda de espacios. ¿Para qué se buscan esas zonas de terreno inhabitadas? Para que el futbolista pueda convertirse en receptor de la pelota, en distracción para el rival, o simplemente, en ocupante de una zona que permitirá la desocupación de otras. ¿Qué se necesita para encontrar esos espacios? Dinámica y más dinámica. Saber correr. Correr sin pelota. Pensar. Ejecutar después de pensar. Engañar. Simular. Anticipar.

Eso es el juego. Si recibo el balón y mis compañeros se están moviendo permanentemente, los espacios aparecerán para enviarles la pelota, para que yo intente una jugada individual, o simplemente para intentar el disparo o el shoot. Es obvio que no todos esos intentos llegarán a incomodar al portero rival, pero mientras más veces lo intente, mayores serán las posibilidades de generar ocasiones reales de gol. ¿Se puede entrenar la efectividad? No y mil veces no. Lo que sí se practica son las distintas maneras de llegar a la portería rival, pero en cada entrenamiento falta, entre algunas otras variantes, la oposición del rival y la incapacidad humana de repetir conductas.

Repasando lo que se necesita para generar espacios, llegamos a un concepto de difícil explicación y casi imposible medición: la intensidad.

Intensidad

Gracias a Rafael Pol, preparador físico del FC Barcelona, muchos pudimos conocer la frase que adorna una de las paredes del complejo del club América de Méjico: “Los entrenamientos deben ser como los partidos. De lo contrario los partidos se vuelven entrenamientos“.

Cuando hablamos de esa preparación del futbolista, muchos recorren el camino de separar en facetas lo que realmente nadie puede disociar. Se habla de tareas físicas, tácticas, psicológicas, emocionales, técnicas y demás, cuando en realidad, lo que se busca en un entrenamiento es dotar al futbolista de la mayor cantidad de respuestas posibles para afrontar las interrogantes que hay en el juego. Esto con la condición de saber que es un juego de jugadores y que a medida que por cada enigma resuelto aparecen cien más, lo que se traduce en la imposibilidad de controlar totalmente este deporte.

Ahora bien, cuando hablamos de intensidad lo primero que viene a la mente es ¿con qué se come eso? Y es que a pesar de que muchos quieran explicar ese concepto a través de kilómetros recorridos, pulsaciones, calorías o pases, no existe una fórmula científica o matemática que se explique lo que esta palabra implica. A todos esos datos que se acumulan en los pesos, los GPS y las calculadoras les falta, para acercarse a la realidad, el gasto que implica la concentración y los distintos grados de ésta que existen. Además, cada jugador vive las pautas de entrenamiento de manera muy particular, por lo que dar una definición de intensidad es atrevido, por no decir más.

Por ello cobra validez la frase que daba inicio a esta última parte de esta descarga – llamar a estas letras análisis es cuando menos soberbio y pretencioso de mi parte. Una de las claves para el fracaso de nuestros equipos en competiciones internacionales puede estar en los entrenamientos, su grado de complejidad y la implicación del futbolista en las tareas. Pero también podemos encontrar algunos déficit en el descanso del deportista, su alimentación y su combate contra la fatiga cognitiva.

Lejos de pretender encontrar una verdad absoluta, lo que debemos hacer todos aquellos que hacemos vida en el fútbol venezolano es reflexionar, revisar estos y los miles de elementos más que componen a esta actividad y que han llevado a que el tránsito por las competencias internacionales sea tan incómodo como imposible. Eso sí, para poder avanzar apenas un par de pasos, debemos partir de la certeza de que no hay certezas y que cada caso es un mundo en sí mismo. Las posibles explicaciones que justifiquen una decepción no necesariamente tendrán el mismo efecto en otras muestras.

El camino es largo, pero lo será aún más si seguimos ignorando las señales de alarma que cada seis meses alumbran las canchas criollas.