El pasado no hace goles

El humorista español Jaume Perich Escala decía que “la experiencia sólo sirve para recordarnos que la experiencia no sirve para nada”. Esa afirmación hay que entenderla como lo que realmente es, un recordatorio de que es imposible tomar decisiones objetivas influenciadas únicamente por lo vivido. En cada determinación que tomamos hay muchas emociones que nos alejan de la tan cacareada imparcialidad que algunos pregonan sin darse cuenta de que es imposible de conseguir.

En los momentos previos al partido del pasado domingo entre Zamora y Mineros era común escuchar que la experiencia del equipo negriazul podía inclinar la balanza a su favor, sin reparar en que esta no había sido conseguida como equipo. Cada uno de los integrantes de ese conjunto ha adquirido una serie de lecciones que los convierten en una especie de veteranos, pero no todas esas enseñanzas han sido parte del camino minerista sino del camino particular de sus integrantes, por ello se hace imposible que esa sabiduría sea contagiada a un colectivo que no la vivió, y que no la puede sentir como propia.

El filósofo francés Edgar Morín, en una de sus muchas intervenciones explicando el pensamiento complejo, nos recuerda que “cada célula es una parte de un todo – el organismo global – pero el todo está en sí mismo en la parte; la totalidad del patrimonio genético está presente en cada individuo, en tanto que un todo a través de su lenguaje, su cultura, sus normas”. Pensando en el fútbol, la afirmación del francés nos ayuda a comprender que el futbolista es parte de un grupo y sus conductas expresan y describen a ese colectivo. Pero lo que no se vive no se puede expresar.

Cada recuerdo y cada hábito individual condicionará las acciones de cualquier futbolista y la del combinado al que pertenece, pero un valor intangible como la experiencia no puede jamás contagiarse ni prestarse. Desde ella puede reaccionar únicamente quien haya protagonizado esos episodios, ya que, como decía José Antonio Marina, “lo que hacemos nos hace”. Ambos equipos pueden fomentar un crecimiento interno a partir de episodios que hayan experimentado como grupo, no como una serie de ingredientes que cada quien, de manera separada, le agrega a la vida grupal.

Así como Zamora quedó eliminado de la Copa Libertadores por fallos propios y virtudes de sus rivales, Mineros perdió el juego del pasado domingo justo por lo mismo. ¿Sirve de algo el pasado ? Sí, para recordarnos justamente un tiempo que no volverá, y que el futuro, por más hijo que sea del ayer, nunca será igual.

Columna publicada el domingo 25 de Mayo de 2.014 en el diario Líder