Noel no tiene quien le escriba

Mi muy estimado lector, le voy a confiar una verdad que muchos conocen y que debe saberse: a Noel Sanvicente no lo quieren como DT de la Vinotinto. No me refiero a la mayoría de ustedes ni a un par de directivos de la FVF. Quienes no quieren a Noel son los mismos que no se atreven a tomar decisiones trascendentales para que nuestro fútbol dé un salto de calidad que nos permita competir en igualdad de condiciones que nuestros rivales; medidas como reducir la cantidad de equipos que participan en primera división o revisar las categorías formativas de esos conjuntos. Es que en la vida no basta con hacer lo correcto: hay que estar convencido de ello, por eso, como no creen en él, nadie le escribe ni un mensaje de texto a Noel.

¿Por qué no lo quieren? Tan sencillo porque Noel no es alcahuete; no se casa con nadie, no va a cenas clandestinas en yates y, por encima de todo, no forma parte del círculo vicioso que se encarga de “sugerir” jugadores a la selección. Noel tiene únicamente dos pasiones: el fútbol y su familia. Por ello choca con la conducción de esta federación.

Por esa forma de ser ha sido víctima de ataques, algunos provenientes de la anterior conducción de la selección, tales como que Noel es un gran entrenador de campo pero no puede sentarse con los representantes de las empresas que patrocinan a la selección. Es decir, desprecian al actual entrenador del Zamora acusándolo de dedicarse únicamente a sus equipos. Ese concepto nace, no olvidemos, de alguien que no pudo clasificar a la Vinotinto al mundial, situación que muy a su pesar lo hermana con TODOS los ciclos anteriores, en especial con aquellos en los que el equipo nacional jugaba a cualquier cosa.

El nombramiento de los entrenadores de las categorías juveniles de la FVF es la última trampa que le han puesto a Noel para que reaccione y así los directivos puedan decir que “se bajó sólo” de la carrera vinotinto. Estos señores no aguantarían trabajar con alguien tan exigente, para quien el éxito sólo sirve como el combustible necesario para buscar mayores triunfos. A Noel sólo le interesa trabajar, pero hasta en los organismos en los que el chauvinismo es una manera de vida se olvidan que la evolución en la vida no se consigue con discursos sino con esfuerzo y sacrificio. Eso, como demuestra su Zamora en estos últimos dos años, es lo que ofrece Noel. Aún no le escriben y pienso que no lo harán, pero ya usted me conoce, mi estimado lector, en milagros no creo y mi labor es convertirme en el aguafiestas de siempre.

Columna publicada en el diario Líder el jueves 01 de Mayo de 2.014