Equilibrio en la cristalería

A raíz de las opiniones expresadas hoy martes 25 de Marzo de 2.014 por Johan Cruyff, quiero recordar unas frases que escribí para mi querida casa online Masliga.com en las expresaba mis dudas acerca de idoneidad de fichar a Neymar por aquello que siempre ha señalado el entrenador holandés acerca de la convivencia entre estrellas. Hoy, desde Nueva Zelanda, el eterno 14 nos deja la siguiente afirmación: “El resultado siempre viene como el resultado de una convivencia. No hay otro. Y en ese sentido hubo un problema, lógicamente, que se ha creado el Barcelona, que es que han fichado a un jugador de 21 años que gana más que el resto, que lo ha ganado todo”, declaró. “Con 21 años todo el mundo tiene que aprender, porque no hay nadie con 21 años que sea un Dios. No existe. Cada uno tiene que aprender”

Antes que algún despistado se encierre en que no me gusta el juego del brasileño le advierto lo siguiente: mi opinión era justamente eso, un pensamiento acerca de lo que sería la adaptación de Neymar al ecosistema culé, por ello titulé aquel aporte de la manera que lo hice y que hoy rescato.

En fin, sólo leerlo a Cruyff me hace recordar que cuando las directivas fichan los entrenadores sufren…

“El problema es que han fichado a un jugador de 21 años que cobra más que el resto, que cobra más que jugadores que lo han ganado todo. Con 21 años lo que tiene que hacer es aprender, tiene tiempo por delante para ello. No hay nadie con 21 años que sea un Dios, eso no existe”.

“El problema es que han fichado a un jugador de 21 años que cobra más que el resto, que cobra más que jugadores que lo han ganado todo. Con 21 años lo que tiene que hacer es aprender, tiene tiempo por delante para ello. No hay nadie con 21 años que sea un Dios, eso no existe”.

“El problema es que han fichado a un jugador de 21 años que cobra más que el resto, que cobra más que jugadores que lo han ganado todo. Con 21 años lo que tiene que hacer es aprender, tiene tiempo por delante para ello. No hay nadie con 21 años que sea un Dios, eso no existe”

“El problema es que han fichado a un jugador de 21 años que cobra más que el resto, que cobra más que jugadores que lo han ganado todo. Con 21 años lo que tiene que hacer es aprender, tiene tiempo por delante para ello. No hay nadie con 21 años que sea un Dios, eso no existe”

Le voy a hacer una confesión mi estimado lector: cada día leo menos prensa deportiva. Prefiero enterarme de nuestra realidad al abrir el cuerpo de noticias internacionales de cualquier periódico antes que entrar a valorar ese triste foro de rumores auspiciados por agentes de jugadores. No crea que me produce algún tipo de alegría leer acerca del presente en Siria, por ejemplo, pero por lo menos son líneas e informaciones más sinceras de las cuales se puede aprender más respecto de la condición humana que leyendo acerca de la posible nueva contratación del F.C. Barcelona.

Tomemos el caso del brasileño Neymar como ejemplo. Me da la impresión de que hay un Neymar para todos los gustos. Cada uno de nosotros nos hemos dejado llevar por alguna de las actuaciones del maravilloso jugador amazónico y ese ha sido el punto de partida para que lo imaginemos en el equipo que más nos guste. ¿A quien, en un sano estado mental, no le gustaría contar con semejante talento?  Da la impresión de que a Sandro Rosell, presidente del Barcelona, hay que ubicarlo en el grupo de personas estables.

Soy enfático al afirmar que no me genera confianza la llegada de este chico al club catalán. No desconozco las capacidades del hasta ahora jugador del Santos de Brasil, pero me niego a reducir las posibilidades de triunfo de un individuo a las cuotas de talento que posee, ya que creo que un ser humano no es sólo un grupo de cualidades, sino también sus dudas, sus miedos, sus amistades, su familia, sus costumbres y muchos otros elementos condicionantes que componen la cotidianidad de cada quien. ¡Hasta perdernos nuestro show favorito de tv influye en nuestro día!

Neymar es un fantástico talento de aquellos que sólo aparecen una vez en cada generación. Es el relevo de Ronaldinho, que a su vez tomó el testigo de Rivaldo y Ronaldo, éstos de Romario, etc., etc. Al igual que la gran mayoría de ellos, tiene en su haber las características típicas de muchos brasileros: alegría, despreocupación y cierto aire bohemio que no encuentra justificación en un fútbol tan profesionalizado que es capaz de rechazar el gusto por el juego. Neymar es fiel representante de estas peculiaridades, para bien y para mal. 

Su aparición coincide con dos situaciones muy difíciles de manejar: su selección lo tiene como líder futbolístico y su país lo ha convertido en el atractivo principal del campeonato mundial que está por organizar. Un coctel explosivo en una sociedad que no entiende de segundos lugares, menos cuando es ella quien organiza la fiesta. Por ello, cada paso que da el joven amazónico es ofrecido a los medios como un evento imperdible del nuevo mesías del fútbol brasilero sin que importe realmente cómo y a qué juega este futbolista.

Para continuar con un guión casi perfecto, Rosell parece empeñado en dinamitar el frágil equilibrio que ha logrado el vestuario barcelonista con tal de llevarse el cromo de moda. Entiéndase bien, Neymar es un extraordinario jugador de fútbol, pero, ¿necesita el equipo blaugrana los servicios de este jugador? O mejor aún: ¿su presencia solucionaría los principales problemas que ha mostrado el equipo de Tito Vilanova?

Barcelona no necesita a Neymar, y mucho menos al circo que acompaña al jugador paulista. No va a ofrecer respuestas a las incógnitas futbolísticas de este conjunto y su presencia en ese vestuario sería similar a la de un elefante en una cristalería. El comienzo del fin del equilibrio podría manifestarse en un jugador que aún necesita mucho apoyo y contención – Gerard Deulofeu – y que con la llegada del brasilero podría encontrar el camino hacia la Siberia futbolística que ya recorrió otro gran talento de la cantera blaugrana: Gio Dos Santos.

La lección dejada por el Real Madrid de los “galácticos” es que coleccionar egos puede ser un hobby muy peligroso, especialmente en el caso de un equipo que se ha construido en base a la humildad, el trabajo y la discreción. Pero ya sabemos de qué va esto, así que no dude que a pesar de las sugerencias más calificadas, el Barcelona decida jugar a la ruleta rusa con la contratación del más reciente heredero futbolístico de Pelé.

Ay, el equilibrio, tanto que lo buscamos y cuando lo encontramos, al carajo lo mandamos…