A menos de una semana para que termine el 2.013 aún no conocemos quién será el substituto de César Farías al mando de la selección nacional. Cada día que pasa aparecen nuevas razones que respaldan las candidaturas de Noel Sanvicente, Richard Páez o Eduardo Saragó, sin que la FVF se muestre interesada en ellas ni aludida por campañas publicitarias que nada tienen que ver con los méritos necesarios para asumir la conducción del equipo criollo.
Immanuel Kant, filósofo prusiano y uno de los más influyentes pensadores de Europa, reflexionó mucho acerca de qué es y de qué no es capaz la razón humana y cuáles serían sus pretensiones y sus límites. Sus planteamientos bien pueden abrir una puerta para entender a la FVF en este período de reflexión; no para adivinar quién será el próximo técnico nacional sino para acercarnos a la naturaleza de quienes gobiernan nuestro fútbol.
A la Federación le conviene contratar a un entrenador que encabece la tan ansiada clasificación al mundial. Luego de un período de sostenido crecimiento, al hincha venezolano le sabe a poco el discurso que defiende los avances conseguidos y a menos, el pedido que algunos hacemos para que se trabaje por un futbol que se cae a pedazos. El fanático, ese que viaja con la selección hasta el fin del mundo, sólo quiere escuchar nuestro himno en un mundial.
El ente federativo necesita lo mismo; si consiguen hacer realidad esa meta, las quejas y señalamientos que algunos hacemos caerían en el mayor de los olvidos ante la euforia colectiva que significaría participar en ese evento. Es tan importante este tema que hasta la prensa amiga de la FVF pide a gritos la designación del nuevo entrenador. Hasta dónde estaría dispuesta a federación a dejarse torcer su brazo en pro de ese objetivo es la clave para conocer quien será el nuevo DT nacional.
Yo, si usted me lo permite, prefiero hacer buena aquella consigna del mayo francés y le sugiero que “seamos realistas y pidamos lo imposible”. En nuestro caso se traduciría en exigir que no sólo seleccionen al mejor de los candidatos, sino que además se aboquen a trabajar por el fútbol de los domingos, ese que va desde la primera división hasta los torneos menos reconocidos; que inviertan en el arbitraje, sancionen a los violentos y comprendan, de una vez por todas, que la clandestinidad no ayuda al desarrollo de esta actividad.
Lo dicho; hagamos como los franceses mientras pasamos las fiestas, las cuales espero sean magníficas para todos ustedes que compran y leen este diario. ¡Salud!
Columna publicada en el diario Líder el viernes 27 de Diciembre de 2.013
Fotografía encontrada en la web, créditos a quien corresponda…