El comunicado oficial fue enviado el miércoles pasado. En él se notifica que la Vinotinto no tendrá partidos amistosos en lo que resta de año y se explica que “así lo informó el presidente de la Federación Venezolana de Fútbol, Rafael Esquivel, quien precisó que la decisión fue consensuada con los propios jugadores, luego del partido con Paraguay, que se realizó el pasado 11 de octubre”. Permítame afirmar que este es un documento que conspira contra la FVF más que cualquier columna de opinión.
Aconsejo que se guarde esta declaración por varios motivos. El primero de ellos tiene que ver con lo que creo es el retorno a un conformismo que parecía desterrado desde tiempos anteriores a Richard Páez. Tanto él como César Farías planificaban encuentros amistosos en las etapas post eliminatorias, con la idea de probar jugadores y variantes de cara al futuro. Por ello queda la impresión de que la FVF prefiere un “salto atrás” antes que seguir alimentando un proceso evolutivo que no puede ni debe detenerse. Esto me hace recordar a un político que cuando fue ungido como candidato presidencial por su partido decidió pasar tres semanas de vacaciones porque se encontraba “muy cansado”. La historia no lo deja bien parado a aquel ex Gobernador.
Insisto, ¿hay alguien que en su sano juicio piense que las metas se consiguen desde la inactividad y el mínimo esfuerzo? No olvidemos que hablamos de una selección, es decir, de un colectivo que se reúne muy de vez en cuando, por lo que cualquier oportunidad para crear sesiones de trabajo debe ser aprovechada. No se comprende que la respuesta al fracaso premundialista sea justamente lo contrario a lo que aconsejan aquellos que han recorrido el camino del éxito. Esa holgazanería se paga caro.
Ahora bien, esta negativa a promover partidos amistosos puede estar motivada también porque aún no se tiene claro quien conducirá a la Vinotinto, lo que confirmaría los rumores que señalan que la posible continuidad de Farías ha perdido fuerza, o, sencillamente, no hay recursos económicos para afrontar esos compromisos.
Sea la razón que sea, nuevamente queda sin utilidad esa hermosa frase publicitaria: “Vinotinto somos todos”, ya que según Rafael Esquivel, ni usted ni yo podemos protestar por cosas tan básicas como lo que plantea el comunicado oficial del miércoles pasado, o que después de dos fracasos consecutivos, la selección sub 20 aun no tenga un conductor definido. Cosas del caribe, que se mezclan con el poder y la indolencia…
Columna publicada en el diario Líder el jueves 24 de octubre de 2.013