¡Es la geografía! La Vinotinto y sus dos caras

– La estrategia ha surgido efecto, se habla de Marcelo Bielsa o de la continuidad del proceso Farías pero en ningún caso se examinan las razones por las que la Vinotinto presentó dos caras tan distintas en apenas cuatro días de distancia. Hay muchas variantes para entender la mutación vinotinto y en este escrito trataré de exponer una de ellas.

– Ante Chile, la selección tuvo como futbolistas titulares a los siguientes jugadores: Hernández; Rosales, Vizcarrondo, Perozo y Cíchero; Lucena y Seijas; González y Arango; Martínez y Rondón. El dispositivo táctico parecía ser un 1-4-2-2-2, con Seijas acompañando a Lucena en la zona central de volantes para darle una mejor y más rápida salida al balón cuando este volviese a los pies vinotinto, y un Josef Martínez retrasando un poco su posición para que los delanteros no estuviesen tan alejados de la acción. La lesión de Cíchero no fue un condicionante mayor como muchos quieren señalar, ya que el equipo chileno ocupó ambas bandas de la defensa venezolana cuando así lo dispuso.

– Cuatro días después, ante Perú, César Farías dispuso del siguiente equipo: Hernández; A. González, Vizcarrondo, Amorebieta y Rosales; Rincón; C. González, Orozco y Arango; Martínez y Rondón. El dibujo táctico, 1-4-1-3-2 invitaba al ser optimismo, ya que además de contar con dos laterales de mucha proyección (Rosales y A. González), el equipo sumaba a Yohandry Orozco para que fuese más un socio de Arango y César González antes que un acompañante de Rincón, es decir, cambiaba la propuesta y la intención si se compara con lo ideado ante Chile.

– Señalados los cambios de jugadores y de dispositivo táctico entre partido y partido, es conveniente afirmar que la mayor modificación fue en el aspecto geográfico, o mejor dicho, donde nacía el juego vinotinto.

– Con la excepción del encuentro ante Paraguay, Venezuela no ha tenido a la posesión de la pelota como una de sus armas. Por el contrario, ha sido una característica innegable de este equipo que cada vez que recuperaba la pelota, intentaba llegar de la manera más “rápida y sencilla” al arco contrario. Debo en este momento expresar mi rechazo por esa afirmación, no ya por los pobres números ofensivos del equipo en esta eliminatoria (13 goles en 15 partidos) sino porque semejante aseveración no reconoce la existencia de un rival que hará todo lo posible por evitar el avance criollo. En fin, el camino más rápido hacia el arco contrario no es el pelotazo sino aquel que ofrecen las variantes del juego bien jugado.

– Ese estilo de juego vinotinto – que aún nos mantiene con algo de vida – nos obliga a entender de geografía. La selección ha hecho de defenderse cerca de su propia área un hábito, por lo que, por ejemplo, contar con laterales como Rosales y Alexander debe ser comprendido no sólo por las características  de estos futbolistas sino por los largos trechos que deben recorrer para sumarse a la respuesta ofensiva del equipo, ya que no es lo mismo partir desde su propia área que hacerlo desde el centro del campo. Identificar donde se defiende un equipo nos permitirá conocer cómo será su ataque.

– Ante Chile, Venezuela no tuvo opciones reales de abandonar su zona defensiva. Mientras el rival nos empujaba contra el arco de Hernández, el equipo, en la confusión que lo caracterizó, recordó esa vieja sensación de comodidad que significa defenderse cerca de su propia área. Soy de los que cree que no hay nada más dañino para el espíritu humano que encontrar una zona de confort en medio de la batalla, ya que la búsqueda de soluciones carecerá de ese componente anímico que sólo la cercanía al precipicio ofrece.

– Reitero un concepto ya explicado en este espacio: defender como lo hace la Vinotinto tiene como principal consecuencia que para agredir al rival hay que recorrer una mayor distancia, y por ello aumentan las posibilidades del error y de la recuperación del contrario. Revisen el partido ante los chilenos para entender mejor esto que trato de aclarar.

– Frente a la selección peruana, el equipo se ubicó 15 o 20 metros más arriba en el campo de juego, lo que supuso que Alexander González y Roberto Rosales estuviesen más protegidos y fueran los exponentes de ese cambio. Ambos laterales, sobre todo Rosales, recorrieron un camino que comenzaba en el medio del campo y terminaba en la línea de meta rival, con la tranquilidad de que el auxilio de sus compañeros era una realidad, no por los tan mentados y poco comprendidos relevos, sino porque la selección venezolana actuaba como un bloque corto y solidario y por ello, los jugadores siempre estaban cerca de la finalización de cualquier maniobra. Repito, fue un equipo corto y solidario.

– Otros nombres claves en esta transformación fueron Oswaldo Vizcarrondo y Tomás Rincón. El primero comandó el movimiento del bloque y sentó la base desde donde iba a partir el equipo, además de haber tenido un encuentro para que lo guarde y se lo muestre con orgullo a sus hijos. Rincón, por otro lado, se decicó a lo que mejor sabe: jugar al fútbol. Ordenó al equipo, cortó avances rivales, y nunca perdió de vista que el objetivo del fútbol es hacer más goles que el contrario. Demostró que puede adueñarse del centro del campo y que con dos laterales a su misma altura, no necesita de un acompañante defensivo.

– A este cuerpo técnico le gusta hablar de números para explicar el juego. Yo rehuyo de quienes creen que las matemáticas pueden esclarecer las dudas que caracterizan a esta actividad, pero en este caso sigamos a la corriente oficial para que seguir encontrando argumentos que justifiquen este artículo y se entienda que desde la conquista de territorios mucho puede cambiar. Para ello utilizaré los números que ofrece la web de Conmebol http://conmebol.com/es/content/la-eliminatoria-al-dia

– Ante Chile, la Vinotinto disparó 3 veces fuera del arco chileno y una al arco defendido por Bravo para 0 goles, mientras que los chilenos convirtieron 3 goles, dispararon 7 veces a la puerta criolla y generaron 3 disparos fuera del arco. Frente a Perú, con el cambio geográfico, los criollos anotaron 3 goles, dispararon 5 balones a la puerta de los peruanos, uno al poste y 12 fuera y, para aquellos que desean siempre hablar de equilibrio y demás frases hechas, la Vinotinto, bajo la idea de hacer vida en territorio contrario, con centrales ubicados en el centro del campo y un sólo volante de contención, sufrió dos goles (errores individuales e inexplicables de Amorebieta el primero y Rondón el segundo), permitió un disparo al arco y 4 fuera del arco.

– Me afinco en el último párrafo ya que hay quienes señalan que el equipo venezolano no tuvo equilibrio y fue un conjunto que jugó con fuego. No se que entienden por equilibrio, pero en este juego mientras ataco defiendo y mientras defiendo ataco. Esa es la única armonía que conozco en el fútbol y quedó patentada en ese último juego de la selección. Los dos goles en contra no son señales de desequilibrio; simplemente dejan en evidencia la falta de actividad de Amorebieta y una distracción de Rondón.

– La cantidad de disparos y ocasiones de gol en un partido son hijos de los espacios conquistados. Mientras más cerca del arco rival se ubique el bloque, más próximo del área contraria se recuperará la pelota y como resultado serán mayores las oportunidades de gol.

– Ante Chile falló el plan y no hubo reación por parte de la conducción, mientras que ante los peruanos se decidió atacar la defensa rival en su zona. Hoy se habla de Bielsa, de la continuidad de Farías o de cualquier cosa que esconda los errores cometidos en otros partidos que se planificaron con demasiada prudencia. Si se me permite deseo hacer una reflexión: no importa si sigue Farías, llega Bielsa o vuelve Páez, lo que realmente nos acercará a la meta es un largo proceso de reflexión en el que se consideren los matices de este proceso, se perfeccione lo positivo y se corrijan los aspectos negativos. Cambiar por cambiar no sirve de mucho, así como tampoco ayudará darle continuidad a este proceso por el simple hecho de potenciar relaciones extra juego.