Buscando el oxígeno perdido

A pesar de la creencia popular, el futuro no ofrece respuestas sino interrogantes. Para conseguir las soluciones a esas incógnitas se debe trabajar sin descanso, pero aún así hay ocasiones en que ello no es suficiente y se necesita de la complicidad de aquello que llaman suerte. Hay quienes pretenden emparentar equivocadamente al error de un competidor con el azar, pero aún así hay que estar preparados cuando estos “accidentes” se presenten.

Mañana la Vinotinto se enfrenta justamente al futuro, o mejor dicho, a la posibilidad de que este sea lo que siempre se ha soñado. La parada en Santiago no es la última del trayecto criollo pero puede convertirse en definitiva si no se obtiene por lo menos un punto ante la selección chilena. Es una obviedad de mal gusto reiterar la voluntad y el deseo de este grupo por alcanzar el billete al mundial; quienes de manera oportunista hacen mención a ello lo hacen irrespetando a los futbolistas y cuerpo técnico.

Así como nuestra selección llega al partido con la obligación de sumar para seguir con vida, Chile se encuentra en una situación similar a la de hace cuatro años cuando querían sellar su boleto al mundial frente a su público. Ese deseo es sin duda un generador de ansiedad que debe ser aprovechado por los nuestros. Me explico: si Chile hace cierta su voluntad de atacarnos constantemente, la Vinotinto tendrá ocasiones de hacerle daño en el contragolpe, sobre todo si se mezclan la madurez de César González y Juan Arango con la explosividad de Josef Martínez y Salomón Rondón. Para ello hay que recuperar el balón y ser agresivos, entendiéndose esto  último como la capacidad de reaccionar rápidamente a los imprevistos del juego. Eso: concentración, reacción y aprovechamiento de espacios.

¿Qué puede pasar el viernes? Todo, o puede que nada. El futuro es justo lo que siempre expreso en este y otros espacios: un sinónimo de incertidumbre. Tras la caída ante Uruguay sólo queda levantarse en búsqueda de un triunfo que nos permita mantenernos en la sala de cuidados intensivos en la que nos internamos voluntariamente.

La Vinotinto debe hacer buenas las palabras del entrenador español Oscar Cano Moreno cuando pedía “que los jugadores no sean únicamente sujetos a los que les pasan cosas sino que también sean sujetos que hacen que pasen cosas”. No se trata de defender y ver que pasa, sino de jugar para ganar, atacar para robar y ganar para seguir viviendo.

Columna publicada en el diario Líder el 5 de septiembre de 2.013