Buenos días; malos días

El diccionario de la Real Academia Española define “alcahuete” como “persona o cosa que sirve para encubrir lo que se quiere ocultar”. Creo oportuno revisar también el significado de “cómplice” para comprender lo que a continuación expondré: “persona que sin ser autora de un delito o una falta, coopera a su ejecución con actos anteriores o simultáneos”. De igual manera, pueden ser cómplices aquellos que intentan camuflar las conductas de quienes, debido a su incapacidad, hacen imposible su camuflaje.

Nuestros equipos – no clubes – no pueden seguir viviendo a la deriva. Sin la historia ni la infraestructura de sus rivales internacionales, los directivos que los conducen deben entender de una vez por todas que para competir en igualdad de condiciones deben trabajar con mayor dedicación, ya que a veces sus opositores continentales pueden esconder parte de sus insuficiencias bajo el manto protector que les otorgan los años. Pero nosotros, aún en estado de adolescencia futbolística, no podemos darnos ese lujo.

Durante más de un año Eliézer Pérez Pérez ha ido repasando en este diario la historia de nuestros equipos en sus enfrentamientos internacionales, y me da la sensación de que quienes tienen la posibilidad de modificar algunos temas no lo han leído o simplemente prefieren los halagos del vecino menos aventajado. Ya es momento de que repasen sus números en la Copa Libertadores y Copa Sudamericana para que se animen a plantear un cambio en el calendario que permita a sus equipos llegar con mayor rodaje a esos torneos. Nótese que no planteo modificaciones en el número de participantes en la primera división porque eso sería convertir en utopía mi pedido.

En el inicio hablaba de alcahuetes y cómplices. Habrá quienes sientan que mis palabras representan un insulto o un señalamiento, pero a quienes olvidan ver el bosque porque están distraídos con el árbol, les recuerdo que, antes de hablar de un “mal día” como lo hicieron la semana pasada en referencia a la actuación criolla en la Sudamericana, primero habría que gozar de varios “buenos días” para poder así comparar entre unos y otros, y lamentarnos cuando las jornadas no sean tan favorables como deseábamos. Hace falta que combatamos el desorden y el desastre que caracterizan a nuestro torneo para así no ser ni cómplices ni alcahuetes de todo lo que año tras año se repite y que no parece causar mayor fastidio a quienes deben denunciarlo.

Es así, tan incoherente como argumentar que no se puede modificar el inicio del campeonato porque se deben respetar las fechas de vacaciones…

Columna publicada en el diario Líder el 08 de agosto de 2.013

http://www.liderendeportes.com/Opinion/Columnas/Apuntes-del-Camino/Buenos-dias-malos-dias.aspx