Fútbol en gotas

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Gota a gota. Veintidos gotas que entienden su condición y su misión. Todas en unión para formar una gran gota, enorme, más fuerte que la simple suma que la explica. Juntas para provocar una avalancha con el poder de destrucción de una bomba atómica. Unidas en un viaje que sólo tiene validez si las veintidos, hermanadas en una sola, llegan a la meta. Inquilinas y protectoras de un espacio; cumplidoras de un objetivo que trasciende su existencia individual: la creación y evolución de un cuerpo llamado equipo, colectivo, familia, grupo, etc. Son 22 porque también creo en los beneficios de las plantillas cortas, entre ellos la comprensión de las ventajas de remar juntos hacia la orilla. Por ello se dice que el todo siempre es más que la simple suma de sus partes.

Es una forma muy simple de explicar lo que creo son los deportes colectivos, y en este caso el fútbol. Por ello me fastidian los noticiarios. Porque además de las payasadas que hoy los caracterizan, estos espacios se han convertido en los principales sponsors del individualismo y en enemigos de la reflexión. Presentan un gol y su celebración. Magnifican al goleador y su posterior saludo, obviando todos los comportamientos previos, tan importantes como el remate final. ¿Los noticiarios están para informar? Sí, pero quienes los integran deberían formar, o por lo menos invitar a su audiencia a no quedarse sólo con la última escena de la película.

Las gotas, separadas en misiones individuales, jamás tendrán la potencia del colectivo. El camino que lleva a la gota hasta el suelo es más interesante que su simple aterrizaje.